Frank Mayer
Por Frank Mayer
- Revisado por Antón Busto

La trágica vida del Dr. Tarrasch

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Siegbert Tarrasch: Jugador de ajedrez, médico, alemán, judío
Nacido en 1862 en Breslau (Wroclaw / Polonia) † 1934 en Munich

Siegbert TarraschEn la vida del Gran Maestro de ajedrez y médico Dr. Siegbert Tarrasch se percibe claramente la tragedia del intento de integración judía, a pesar de que Tarrasch no tuvo que morir en las cámaras de gas de Ausschwitz o Trebelinka.

Su dogmatismo y sus modos ofensivos, presentados como pedantes con cierta frecuencia, solamente podrán entenderse, si se tienen en cuenta las circunstancias de aquella época.

En consecuencia, el dogmatismo de Tarrasch se puede interpretar como una lucha por su reconocimiento de judío entre alemanes.

Numerosos hechos nos dicen, que se distinguió por una necesidad exagerada para lograr un reconocimiento público, con el fin de compensar el sentimiento de inferioridad de los judíos.

Tarrasch siempre se esforzó en demostrar su pertenencia a Alemania y en ser un buen alemán.

Tomemos unos ejemplos significativos:

Una vez terminado el torneo internacional de Hamburgo en 1885, donde consiguió el segundo puesto detrás de Gunsberg, se quejó amargamente, de que “toda la prensa extranjera me reconoció sin reparos, especialmente Zukertort en ‘Chess Monthly’ y Steinitz en ‘International Chess Magazine’...., pero toda la prensa alemana de ajedrez guardó un silencio elocuente.”

Cuando Tarrasch ganó el torneo de Manchester en 1890, recalcó que se alegraba de haber podido cumplir el sueño dorado de los alemanes.

¡No quería ser el primero entre los alemanes, si no ser el campeón del mundo para Alemania!

Tarrasch era padre de cinco hijos de su primer matrimonio, tres varones y dos hijas.

Siegbert TarraschEn poco tiempo, entre los años 1914 y 1916, murieron sus tres hijos. El hijo mayor, Dr.Phil. Fritz Tarrasch, falleció en 1915 como teniente en la I Guerra Mundial. El segundo hijo se suicidó, mientras que el tercer hijo fue arrollado por un tranvía en Munich en 1916.

A pesar de estas tremendas pérdidas, no dejó de seguir estudiando y jugando al ajedrez, e incluso llegó a decir que se encontraba francamente bien.

Sin embargo, su derrota al final del mismo año contra Emanuel Lasker con el resultado de 5,5:0,5, demostró que los golpes sufridos le influyeron decisivamente de forma negativa.

Después del divorcio de su primera mujer en el año 1924, se casó nuevamente algunos años más tarde y vivió en Munich.

Ya con 70 años cumplidos, editó su propia revista de ajedrez, reclamando siempre iguales derechos para los alemanes y para los judíos.

No obstante, durante toda su vida, silenció su origen judío, aunque todos lo sabían.

La revista alemana de ajedrez publicó con ocasión de su muerte:

“En la madrugada del 17 de febrero 1934, justo antes de cumplir los 72 años, falleció Dr. Siegbert Tarrasch.....Acudieron a su entierro amigos y algunos representantes de los clubes de ajedrez de Munich; el clero se distanció.....Pues ha sido aquel hombre, que después de la muerte de Anderssen levantó nuevamente la gloria del ajedrez germánico...Sin paciencia y con frecuencia injusto frente a los críticos, que no admitieron someterse a su tutela, fue él mismo de una delicadeza sensitiva.”

Incluso Albert Einstein escribió, que “ha sido la tragedia de un judío alemán, la tragedia de un amor rechazado”.

Siegbert Tarrasch y su lápidaDesde el punto de vista actual, las complejas relaciones de la historia judío-alemana no deben ser olvidadas por el ajedrez moderno (queremos decir: ‘el ajedrez moderno de los torneos’), empezando en 1851 con Adolf Anderssen, sin que se puedan relatar convenientemente los méritos de los judíos alemanes como Wilhelm Steinitz, Siegbert Tarrasch y Emanuel Lasker.

Esto debe verse claramente, después de más de 60 años de la capitulación y del fin del régimen nacionalsocialista.

Seguramente, Siegbert Tarrasch de Breslau, verdaderamente el “preceptor mundi del ajedrez”, lo vería de la misma forma.

Finalmente unas palabras de Tarrasch:

“Siempre he sentido un poco de lástima hacia aquellas personas que no han conocido el ajedrez. Justamente lo mismo que siento por quien no ha sido embriagado por el amor. El Ajedrez, como el amor, como la música, tiene la virtud de hacer feliz al hombre”.

 

Fotos cortesía: http://www.androom.com/

Frank Mayer - Revisado por Antón Busto
Barcelona, en septiembre de 2006
Maquetación: Antón Busto

Fuente literaria: Dr. Harald E. Balló

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