Frank Mayer
Por Albin Pötzsch (Meissen) traducido e ilustrado por Frank Mayer – revisado por Salvador Aldeguer

Un Arquímedes moderno

Imprimir

Sucesos en el tablero

Foto
Arquímides

 

A raíz de una fiesta familiar, un amigo del Gran Maestro ruso y entrenador Igor Saizev habló con él a solas en un rincón de la casa y le hizo saber una posición de ajedrez bastante particular, que es como sigue:

Tablero

¿Qué opinas”, le pregunto: “como podría darse esta posición después de 4 jugadas?

“Nuestro” maestro ya estaba acostumbrado a que intensasen tomarle el pelo en este tipo de situaciones.

Toda vez que sus familiares y amigos siempre tuvieron que rendirse en las partidas libres y así, ocurría que de vez en cuando, alguien se acercaba al maestro con un problema de ajedrez, que había encontrado en una revista y se lo planteaba con cara de ingenio.

El Gran Maestro Saizev siempre contestaba lo mismo: Este problema no representa ningún obstáculo que no pueda ser resuelto con rapidez.

Comenzó desde el punto de partida con

1. e4 c6 2. Ab5 e6 3. Axc6 dxc6

Una vez vista la secuencia de las jugadas, dijo:

Además existe otra posibilidad: 1. e4 c6 Ac4 e6 3. Axe6 dxe6!

Sin embargo, la persona situada enfrente y de forma descarada habló con absoluta firmeza:

¡Olvidaste una cosa importante, mi querido amigo, que no se trata de 3 sino de 4 jugadas!

El Gran Maestro se enfadó mucho y en consecuencia dio por finalizada la fiesta familiar, exclamando excitado:

¡Se terminó la fiesta!”.

Foto
Fiesta familiar © Inge Kaliska

Finalmente se trataba de defender el honor patriótico por encima del profesional.

Se puso a meditar sobre la posición durante más de una hora y en esta interinidad fue sometido a las compasivas miradas y las masculinas también de forma maliciosa.

¡Por fin había caído en la cuenta y la reputación del futuro estaba a salvo!

Poco tiempo después durante la preparación para el torneo interzonal en Riga 1979 estuvieron reunidos durante una tarde en plan de tertulia los maestros Saizev, Tal, Polugajevski, Kusmin y otros participantes.

De repente se le ocurrió a Saizev la feliz idea de sacarse de la chistera el problema de ajedrez antes-citado.

El equipo de los Grandes Maestros empezó a cavilar.

No pasó ni un cuarto de hora, que algunos de los presentes estaba ya al borde del ataque de nervios.

Ocurrió, lo que acostumbraba suceder en estas selectas rondas y es que Mikhail Tal estalló en una estentórea carcajada y exclamó:

“¡Heureka!”

Foto
Mikhail Tal. Foto: ChessBase

(Recordemos que esta palabra fue pronunciada por Arquímedes, cuando encontró la solución del empuje hidrostático, lo cual significa: “¡Lo he encontrado!” que es “Un grito de alegría”)

 

La corona de Arquímedes

Foto

La historia de esta solución se describe como sigue:

Materia es todo aquello que tiene masa y ocupa un lugar en el espacio. Estas características de la materia ya fueron estudiadas desde antiguo:

Hierón II, rey de Siracusa en el siglo III a.C. y pariente de Arquímedes tenía suficiente confianza en él para plantearle problemas aparentemente imposibles. Cierto orfebre le había fabricado una corona de oro. El rey no estaba muy seguro de que el artesano hubiese obrado rectamente; podría haberse guardado parte del oro que le habían entregado y haberlo sustituido por plata o cobre. Así que Hierón encargó a Arquímedes averiguar si la corona era de oro puro.

Arquímedes no sabía qué hacer. El cobre y la plata eran más ligeros que el oro. Si el orfebre hubiese añadido cualquiera de estos metales a la corona ocuparían un espacio mayor que el de un peso equivalente de oro. Conociendo el espacio ocupado por la corona (es decir, su volumen) podría contestar a Hierón, lo que no sabía era cómo averiguar el volumen de la corona. Arquímedes siguió dando vueltas al problema en los baños públicos. De pronto se puso en pie como impulsado por un resorte: se había dado cuenta de que su cuerpo desplazaba agua fuera de la bañera. El volumen de agua desplazado tenía que ser igual al volumen de su cuerpo. Para averiguar el volumen de cualquier cosa bastaba con medir el volumen de agua que desplazaba.

Arquímedes corrió a casa, gritando una y otra vez: "¡Lo encontré, lo encontré!". Llenó de agua un recipiente, metió la corona y midió el volumen de agua desplazada. Luego hizo lo propio con un peso igual de oro puro; el volumen desplazado era menor. El oro de la corona había sido mezclado con un metal más ligero, lo cual le daba un volumen mayor. El rey ordenó ejecutar al orfebre. (En "Momentos estelares de la ciencia" de Isaac Asimov)

 

Mikhail Tal ensenó a sus colegas la solución al enigma:

1. e4 e6 2. Ab5 Re7 3. Axd7 c6 4. Ae8 Rxe8 y dijo de una manera simplemente admirable:

“Francamente la maniobra del Rey es fantástica.”

 

Por Albin Pötzsch (Meissen)

Traducido e ilustrado por Frank Mayer – revisado por Salvador Aldeguer

Barcelona, febrero de 2009

OTROS ARTÍCULOS DE FRANK MAYER

TablaDeFlandes.com