Frank Mayer
Por MN Hebert Pérez García. Por Frank Mayer – revisado por Salvador Aldeguer

El torneo de los 5 Campeones del Mundo

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Nottingham 1936

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Los seis primeros clasificados

Tabla
worldchesslinks.net

con una especial atención sobre José Raúl Capablanca

La foto de familia
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De pie de izquierda a derecha: Fine, Tartakower, Vidmar, Bogoljubow, Tyler, Alexander, Flohr,
Reshevsky, Botvinnik y Mackenzie.
Sentados de izquierda a derecha: Thomas, Lasker, Capablanca,
Derbyshire, su esposa, Dr. Euwe, Alekhine y Winter (Foto cortesía Arqto. Roberto Pagura, Buenos Aires)

Resumen técnico:

Nottingham 1936 fue un torneo de 15 jugadores que se celebró en la Universidad de Nottingham del 10 al 28 de agosto del mismo año.

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Universidad de Nottingham

Fue, sin duda alguna, el torneo más fuerte de todos los tiempos.

El Dr. J. Hannak escribió en el año 1959 en la biografía sobre Dr. Emmanuel Lasker: “Si se escribe sobre un evento único de ajedrez en el mundo, entonces Nottingham 1936 fue, sin lugar a dudas, el más importante hasta aquella fecha.”

Fue un torneo de los pocos en la historia, en el cual 5 Campeones Mundiales que los representan pasados, presentes y futuros como

Lasker Foto Capablanca Foto Alekhine Foto
Euwe Foto y Botvinnik Foto  

participaron en aquel acontecimiento.

También intervinieron otros jugadores famosos y aspirantes a la corona mundial tales como

Reuben Fine Foto                        
Samuel Reshevsky Foto y Salo Flohr Foto

De acuerdo con un cálculo no oficial, aquel torneo fue uno de los cinco jugados hasta la fecha, en el cual los 8 primeros del mundo se presentaron con el único objetivo de enfrentarse entre ellos.

Además coincidió, que para Lasker fue el último mayor evento y para Botvinnik el primer éxito que obtuvo un ruso lejos de la Unión Soviética.

 

Las memorias de Olga Chagodayev (Esposa de Capablanca):

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Olga Chagodayev.
Foto Cortesía: Arqto. Roberto Pagura

“Hacía un día caluroso al final del verano, cuando llegamos a Londres. Capablanca estaba a punto de viajar a Nottingham para participar en un importantísimo torneo y conversamos sobre la cuestión, si le debería o no acompañar.

Él contestó: ‘Te encontrarás allí totalmente sola. Nada más que ajedrez, que tú no entiendes. Además no podré prestarte la atención que mereces y es probable que me sienta fácilmente irritable – allí solo habrán jugadores de ajedrez.’

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Pensé, ¿como voy a estar sola entre ajedrecistas, que significan la mayor parte de su vida

¡Sola, si él estará allí!

Entonces le dije: ‘Lo que tu piensas, es siempre lo mejor.’ Así decidimos, que él iría solo al torneo. De repente me acordé de un proverbio francés:

“Partir c’est toujours un peu mourir.”

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Sí, sí, también por unos pocos días.

Quizás intuía ya en mi subconsciente, que nuestro tiempo tocaba a su fin. Hablamos pocas veces sobre el ajedrez. Capablanca casi nunca discutía con nadie sobre su próximos pasos, pero el día de su despedida, me atreví a comentarle: ‘Seguramente ganarás el torneo.’

Capa replicó: ‘¿Uno de tus presentimientos?’ Su voz sonaba ligeramente irónica, pero sus ojos decían lo contrario.

Cuando Capa me dejó, me sentí completamente sola. Encontrarme separada de él en una ciudad foránea, fue más lo terrible que pasó por mi imaginación.

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© picture-alliance / akg-images

Leía la prensa cada día y la mención de su nombre lo sentía como algo nuevo y al mismo tiempo lejano. Ahora pensé, que pertenece a todo el mundo, abierto para debates, conversaciones, entrevistas y suposiciones, mientas mi corazón se quedaba identificado con cada letra de los artículos que leía.

Se mantuvo eficiente, pero no brillante, como era de esperar. Nuestro ministro P.F. dijo: ‘¿Porqué no se ha entrenado? Podría haberse preparado mejor a la vista de un torneo de esta importancia.’ Le contesté: ‘Nunca se entrena. ¡No lo necesita!

¡Todo lo que le hace falta es sentirse bien consigo mismo!’

Durante aquellos días tan aburridos de espera y mi estancia en el Garden-Club,

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rodeada de mujeres literarias, que no me interesaban para nada por no desear ampliar mi círculo de amistades, ocurrió casi un milagro. Recibí una carta de Capa, en la cual me pedía que fuera sin demora alguna.

Se encontraba solo sin mi presencia y sospeché que ya había abandonado la meta de ser ganador del torneo. Me necesitaba.

Cuando descendí del tren, estaba esperándome en el andén y sus ojos demostraban una sonrisa resplandeciente como el agua del mar. Después de una cariñosa bienvenida, le pregunté: ‘¿Ganaste hoy?’ ‘¡Sí’, me contestó, ‘contra Alexander Alekhine!

En realidad aquellas eran muy buenas noticias.

Durante mi breve estancia en Nottingham en los días restantes del torneo, muchas veces oí comentar por parte de jugadores importantes, que Capablanca sería el mayor genio de todos los tiempos, a pesar de no quedar siempre entre los primeros.

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Capablanca. Foto: thechesszone.com

Los maestros sabían, que él fue el jugador más peculiar, el más humano y por eso el más vulnerable de todos.

En la plenitud de su vida frecuentemente cayó en contradicciones con su carrera ajedrecista.

Su salud se vio afectada por una hipertensión, circunstancia que aceleró su declive, mucho antes de alcanzar su mediana edad.

Además fue el único jugador de ajedrez, que jamás se entrenó.

La mayoría de los maestros, que llegué a conocer, vivía únicamente para el ajedrez; continuamente estaban hablando, analizando, estudiando el mismo tema.

Muchos de ellos, incluso durante sus comidas, disponían de un pequeño tablero de bolsillo, que colocaban junto a su plato.

¡Excepto mi Capa!

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Capablanca y Olga Chagodayev.
Cortesía Arqto. Roberto Pagura, Buenos Aires

¿Quién, entre sus amigos podía sospechar, que ni siquiera poseía un tablero con sus piezas de ajedrez?

Con frecuencia, sus amigos y admiradores le obsequiaban con un juego de ajedrez, pero con la misma rapidez volvía a regalarlo a otro amigo.

Hasta aquí el testimonio parcial de su esposa Olga.

 

Unos comentarios de Mikhail Botvinnik:

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Mihail Botvinnik

“La teoría de ajedrez no interesó casi nada al joven y exitoso Capablanca.

Su talento era tan grande que se sentía seguro de sí mismo, sin la dichosa teoría.

No tenía dudas, si jugaba una partida, estaba de antemano convencido que siempre encontraría la mejor solución sobre el tablero.

Realmente, este hecho fue aplicable para el joven Capablanca.

Sin embargo, con el tiempo, sus capacidades de calcular las variantes mermaron.

La consecuencia fue, que el ya mayor Capablanca se vio obligado no solamente ante el tablero, si no en la tranquilidad de su habitación empezar a estudiar y repasar la multitud de las distintas variantes existentes.

Comenzó a analizar sistemas de apertura y llegó a encontrar nuevas ideas.

De un táctico en el más puro estilo, se convirtió en un excelente teórico: consiguió descubrir novedades interesantes en la defensa “Nimzowich”

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Nimzowich

en la apertura de ”Réti”

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Reti

en el sistema “siciliano” y en otras aperturas.

El torneo de Nottingham parecía hecho a medida de Capa:

El reglamento agotador (36 jugadas en dos horas, ningún día de descanso para partidas aplazadas) iba a favor del jugador más potente y de mayor nivel, mientras tanto la preparación tenía un escaso peso.

Y justo ante el tablero y en las finales, el cubano era uno de los más peligrosos.

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Capablanca Nottingham 1936

Nuestra partida de Nottingham tenía visos de tablas, cuando empecé a cambiar las piezas sin grandes precauciones ofrecí en una final con damas, las tablas a mi adversario.

No obstante, mi contrincante no aceptó el ofrecimiento.

En ese preciso instante y con un gran sobresalto me di cuenta, que mi posición era peor y que me encontraba ante una encrucijada por salvar medio punto.

Estoy seguro, que al joven Capablanca no se le hubiese escapado la ocasión de ganar la partida.

Pero a su avanzada edad, reflexionó durante un buen rato sobre la posición y aceptó generosamente las tablas.

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Tablas
. Pintura de © Elke Rehder Fine Arts

Después de la partida, nos reunimos y nos dedicamos a analizar la parte final y aquí, Capa me dio una lección magistral en el método a seguir una final con damas.

Era increíble, con qué arte centralizó la dama y el rey, sin preocuparse para nada por la pérdida de un peón.

Sin embargo, pareció que mi defensa fue lo suficientemente tenaz, que el Campeón interrumpió sus esfuerzos de encontrar un camino ganador y estrechándome la mano me dijo: ‘Sí, efectivamente contra estas tablas no se puede hacer nada.’

Le contesté: ‘En el día de hoy, Usted no me podía vencer.’ Me pregunto: ‘¿Y porqué?’ Mi respuesta feliz fue: ‘Porque hoy es mi aniversario y cumplo 25 años.’

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Mikhail Botvinnik

Capablanca estaba radiante y me obsequió con su sonrisa más encantadora.

Hasta aquí unas narraciones parciales de Botvinnik.

 

Gustosamente ofrecemos a los lectores interesados la partida entre Capablanca y Alekhine:

Capablanca,Jose Raul - Alekhine,Alexander [A92]
Nottingham Nottingham, 1936
Ver en Visor

1.d4 e6 2.Cf3 f5 3.g3 Cf6 4.Ag2 Ae7 5.0-0 0-0 6.c4 Ce4 Con orgullo, Alekhine reclama esta y la siguiente jugada como su invento y valora esta posición por la debilidad de las blancas en la casilla e4 como equilibrada. 7.Db3 Af6 8.Td1 De8 9.Cc3 Cc6 10.Cb5 Ad8 11.Dc2 d6 12.d5 Alekhine opina, que a3, seguido de b4 como un mejor plan.12.. Cb4 13.Db3 Más sencillo hubiera sido 18. Ae3 13.. Ca6 14.dxe6 Cac5 15.Dc2 Cxe6 16.Cfd4 Cxd4 17.Cxd4 Af6 18.Cb5 De7 19.Ae3 a6 20.Cd4 Ad7 21.Tac1 Tae8 22.b4 b6 23.Cf3 Esta jugada debería considerarse como desfavorable para las blancas... 23.. Cc3 24.Td3 f4? Alekhine: Ha sido un mal cálculo por mi parte. Pensé ganar dos calidades, pero ocurrió que en su lugar perdí tres piezas contra dos torres. La continuación más sencilla. 24...Aa4 25. Dd2 Ce4 26. De1 g5!, quizás de esta forma hubiera dejado una ventaja obvia y probablemente decisiva. 25.gxf4 Af5 26.Dd2 Axd3 27.exd3 c5? Necesario hubiera sido 27...Ca4, pero después de 28. Cg5!, las blancas hubiesen sido superiores. 28.Txc3 Axc3 29.Dxc3 Df6 30.Dxf6 gxf6 31.Cd2 f5 32.b5 a5 33.Cf1 Rf7 34.Cg3 Rg6 35.Af3 Te7 36.Rf1 Rf6 37.Ad2 Rg6 1-0 PGN

Tablero
Las negras abandonan
. Posición Final

Las negras abandonaron la partida aplazada, sin esperar la apertura del sobre con la jugada siguiente (38. a4), entregada al árbitro. Conducir las piezas blancas hacia la victoria, hubiera sido solamente una cuestión de tiempo.

 

Fuente: Edición Walter Rau

Por Frank Mayer – revisado por Salvador Aldeguer

Retoques y maquetación: Antón Busto

Sitges (Barcelona), junio de 2010

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