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William Steinitz La otra cara del primer campeón mundial |
La sombra sobre su vida: El 12 de agosto de 1900 murió Steinitz, totalmente empobrecido, en un hospital de psiquiatría de Nueva York. Es de suponer que las múltiples enfermedades que le atormentaron durante las últimas décadas de su vida y las enormes facturas de los médicos, aceleraron su ruina financiera. En su época Steinitz fue considerado como el jugador de ajedrez más impopular del mundo. Con una altura de apenas metro y medio, con deficiencias al caminar, miope, con artritis y una enfermedad pulmonar, fácilmente irritable y calificado por sus contemporáneos como “megalómano”, incluso pudo haber dicho, “estoy dispuesto de jugar contra Díos, dándole la ventaja de un peón....” Durante las partidas tenía la costumbre de escupir para desmoralizar a sus adversarios. Pero se equivocó cuando lo hizo con James Henry Blackburne, también llamado “black death” = “muerte negra”. Blackburne arrojó a Steinitz, con la cabeza por delante, a través de una ventana cerrada. Después, Steinitz enfureció y se comportó casi como un animal. Según los comentarios de la prensa de entonces: “es un auténtico puercoespín, por donde le tocas, te pinchas”. Anécdota: Wilhelm Steinitz fue un admirador absoluto de Richard Wagner. Cierto día Steinitz estuvo jugando en el “Wiener Schachclub” unas partidas con un desconocido. Cuando éste se despidió, ya muy tarde por la noche, le comentó que saldría a la mañana siguiente hacia Bayreuth para participar en el orquestra de la ópera como violoncelista. Steinitz exclamó: “Entonces Ud. verá a Richard Wagner. ¡Ruego que le diga, que yo, como campeón del mundo de ajedrez, le estoy valorando más alto que a Mozart y Beethoven – pués considero su música como la cima del arte!” Con el transcurso del tiempo, pasadas unas semanas, los dos caballeros se encontraron nuevamente en un club de ajedrez de Viena. Entonces Steinitz preguntó inmediatamente si había transmitido a Wagner sus palabras. El violoncelista asintió con la cabeza: “Sí, y Wagner opinó: ¡Su Steinitz entiende tanto de música como yo de ajedrez!”
Sus obras: Steinitz desarrolló progresivamente las teorías de Philidor, L. La Bourdonnais, Alexander Petrov, Howard Staunton y Paul Morphy, teorías que contradijeron las de la época romántica del ajedrez. Sus teorías sobre la posición desempeñaron un papel muy importante en el desarrollo del arte de ajedrez. Tampoco se deben olvidar sus aportaciones a la teoría de las aperturas:
Por desgracia, a sus aportaciones a la teoría de ajedrez no se les prestó la debida atención durante sus años de vida. Como muestra de lo dicho, el maestro inglés Henry Bird escribió: “Se depositan las piezas de ajedrez en un sombrero, se agitan y desde una altura de dos pies, se las deja caer sobre el tablero y ya tenemos una posición a lo Steinitz”. Lamentablemente, Steinitz no consiguió completar su manual sistemático de aperturas; solamente se publicó el primer tomo de “Modern Chess Instructors” en Nueva York, en 1889.
Conclusión: ¿Y hoy? La gloria de Steinitz, a pesar de su lado oscuro, es tan grande, que aún después de haber pasado tanto tiempo desde su muerte, ha quedado como un idolo en piedra. Sus teorías, antiguamente revolucionarias, se han convertido en habituales y se enseñan a los principiantes. Steinitz es válido como el padre de la enseñanza moderna del ajedrez posicional y como artista de la defensa. Sus mejores victorias, siempre reeditadas, son las partidas de ataque mediante sacrificios contra Mongredien 1862 y 1863 y por supuesto la victoria fantástica contra von Bardeleben en Hastings 1895. En lo que se refiere a su vida, ya hemos citado anteriormente unas anécdotas “particulares”, pero lo principal es que su trayectoria vital nos demuestra el riesgo de las posibles consecuencias fatales, si se le dedica demasiada pasión a la practica del ajedrez. ¡Qué descanse en paz en Nueva York!
Frank Mayer - Revisado por Antón Busto Fuente Literaria: zwischenzug.de |