Frank Mayer
Frank Mayer
El complicado ajedrez de mi vida

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Porque esta vida no es
-como probaros espero-,
mas que un difuso tablero
de complicado ajedrez.

Del poema "Ajedrez" de Omar Khayyam

Omar Khayyam

Por Néstor Quadri

Luego de aquellos reproches y ese pedido de separación por parte de mi novia en la casa de sus padres, me sentía más triste que nunca y me costaba mucho concentrarme en la partida. Estaba luchando en ese  tablero de ajedrez contra el ejército blanco de mi adversario,

Peones avanzan. Pintura © Elke Rehder Fine Arts
Peones avanzan. Pintura © Elke Rehder Fine Arts

observando como sus peones avanzaban en forma arrogante y triunfal. Pensé con cierta excitación que de alguna manera, debería encontrar una variante salvadora para mi debilitada posición, en esa terrible lucha que se avecinaba. Fue justo en ese momento, cuando encontré la jugada milagrosa del sacrificio de un bravío caballo negro, con el que propiné a costa de su vida, un certero jaque al rey blanco. Finalmente, el rey de mi adversario tuvo que retroceder cobardemente para protegerse tras sus torres, junto a su dama. Por un instante, presentí que fácilmente podría lograr la paz en esa guerra, sugiriendo un armisticio de tablas,

Tablas. Pintura © Elke Rehder Fine Arts
Tablas. Pintura © Elke Rehder Fine Arts

que sin duda debería contar con la aceptación por parte de mi rival. Fue allí, cuando repentinamente mi mente se dejó llevar por el deseo y a pesar de esa pena que tenía en el alma, me sentí estremecido por una brisa cálida y amorosa. Comencé a imaginar nada más y nada menos, que los labios húmedos y tiernos de mi amada en la vida real,

Foto: Getty imagenes – dibujo courtesy Photo
Foto: Getty imagenes – dibujo courtesy Photo

eran los de aquella bella dama blanca de marfil.

Allí estaba ella cerca de su rey, distante y altiva, bien protegida por el grueso del ejército de mi rival y rodeada por inexpugnables torres amuralladas, que me parecían la casa de sus padres.


Las torres en defensa. Pintura © Elke Rehder Fine Arts
Las torres en defensa. Pintura © Elke Rehder Fine Arts

Entonces, mi alma enamorada se impregnó por completo de los mismos objetivos por la que lucharía en la vida real. De esa manera, con una cierta sensación de sosiego y esperanza, decidí postergar la propuesta de tablas.

Sentía en mi espíritu que nada me importaba más en esa lucha ajedrecística, que el placer de poder capturarla, como una ilusoria y prodigiosa forma de reconquistar virtualmente el sublime amor de mi vida. Por ello, empecé a plasmar en mi mente una estrategia distinta. Fue así que decidí avanzar en forma enérgica con mi ejército negro, apoyado tácticamente con mi infantería mejor posicionada. Debería evitar a toda costa los flancos, que estaban siendo duramente diezmados por los ataques continuos de las fuerzas de mi rival. Mientras el campo de batalla seguía sembrándose de muerte, avancé firmemente con mi ejército negro. El combate se incrementó y muchos de mis peones cayeron luchando con gran valentía.

Pintura de Rothschild - 12
Pintura de Rothschild - 12

Finalmente, con mi otro caballo, que estaba bien cubierto y apoyado por los alfiles, pude llegar en forma lenta y subrepticia cerca de aquella ansiada dama. Allí, mágicamente estaba mi amada ante mis ojos, tan accesible, tan hermosa y apetecible, que hacía que todo mi ser esperara ansioso la jugada de mi rival para reconquistarla. Pero cuando ya estaba por realizar el salto con el caballo sobre las defensas enemigas para capturarla, el grito repentino de ¡jaque mate! de mi rival,

Jaque Mate. Pintura © Elke Rehder Fine Arts
Jaque Mate. Pintura © Elke Rehder Fine Arts

me hicieron estremecer completamente, paralizándome el corazón. Y entonces, mi alma se llenó de angustia ante la frustración de aquella lucha imaginaria para lograr recuperar aquel amor perdido de mi novia, en ese difuso tablero del complicado ajedrez de mi vida.

 

Por Néstor Quadri

Ilustrado por Frank Mayer

Retoques y maquetación: Antón Busto

Sitges (Barcelona), Febrero de 2014

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