Frank Mayer
Traducido y adaptado por Frank Mayer - Revisado por Salvador Aldeguer

La salvación de honor
de Tigran Petrosian

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Ray Keene y Julian Simpole
Editor Batsford, Londres

Tigran Petrosian (* 1929 † 1984) está considerado como uno de los Campeones Mundiales menos apreciados en la historia del ajedrez.

La razón – probablemente – hay que buscarla en su forma excesivamente “pacífica” de plantear el juego.

Sí bien es verdad, que pocas veces perdió, ante los ojos de muchos expertos, ganó pocas partidas como un Campeón.

Sin embargo, el armenio cultivaba un estilo incomparable, que le convirtió en uno de los jugadores más particulares de la historia.

Sus soluciones de la posiciones son tan originales y desconcertantes, que es extraño, que su arte del ajedrez casi haya caído en el olvido.

Con su biografía, los GM Ray Keene y el novelista Julian Simpole tratan de rehabilitar al noveno Campeón de Mundo.

El hombre británico, hábil para todo, casi seguro es el autor de libros más productivo en el ramo del ajedrez y es justo esto, lo que nos debe hacer reflexionar.

Muchas de sus publicaciones parecen atender más a la cuestión pecuniaria que al esmero.

El Gran Maestro inglés ha sido uno de los más celebrados jugadores de ajedrez de su país, sigue trabajando como columnista, fue asesor técnico de Korchnoi en los años 70 y se destacó como organizador de torneos de ajedrez.

Además actuó como responsable del desarrollo de varios Campeonatos del mundo, el último en el año 2000 con el match entre Kramnik y Kasparov

Entre sus más de 100 libros publicados, más o menos buenos, destaca con gran diferencia “Petrosjan vs the Elite”.

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GM Ray Keene

Quizás por esa razón, es que Keene estuvo influido por el armenio de manera muy similar a como lo estuvo por Nimzowich, sobre el cual igualmente escribió una excelente obra.

El libro realmente no es una biografía, es más bien una apreciación ajedrecista y una colección de partidas.

A parte de unos hechos que merecen especial atención respecto a la historia del ajedrez, se encuentran unas 71 partidas de Petrosian en el centro del libro.

Los comentarios de ambos escritores son sumamente interesantes y sobre revisten originalidad.

Donde se encuentran hoy en su día más frecuentemente análisis muy complicados, los autores presentan sus propios resultados y confirman haberse apoyado solamente en algunos casos con la ayuda de programas de ajedrez.

Una admisión que hoy en día equivale ya a un criterio por "knock-out”.

Sin embargo, por sus investigaciones gracias a diversas fuentes y mucho trabajo de análisis han encontrado unos nuevos e innovadores caminos, que modifican las valoraciones de varias de las partidas más conocidas.

Tampoco se puede comparar el tomo de Kasparov, con una publicación algo adelantada, sobre “Great Predecessors” (Petrosian), en el cual Kasparov nos ofrece unos análisis muy ajustados, a los resultados de Keene y Simpole.

Incluso, en las partidas mencionadas en los dos libros, el equipo de autores ha conseguido mejoras respecto a los comentarios de Kasparov.

Uno de los deseos de Keene es defender a Petrosian ante Fischer – o mejor dicho: de los reproches de los aficionados de Fischer. Según Keene, Petrosian – en comparación con Fischer – obtuvo más éxitos, pero el americano disponía siempre de más y mejor publicidad.

Mientras Petrosian, después de la victoria que consiguió en el torneo de los candidatos en Curaçao en 1962, fue declarado como “estafador”, Fischer asumió el papel de denunciante y públicamente atacó los acuerdos de tablas entre los jugadores soviéticos.

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Fischer – Petrosian Curaçao 1962. Foto: ChessBase

En este contexto, Keene pudo demostrar, que Fischer también se había puesto de acuerdo – una vez en una posición significativamente peor y otra en una bastante ventajosa – sobre unas tablas, sin que las partidas hubieran sido jugadas hasta el final.

Hasta ahora, no se ha dedicado suficiente atención a este capítulo de su vida ajedrecista.

Jugar un torneo de estas dimensiones a 27 rondas en una zona tropical, le forzó a calcular sus fuerzas.

Especialmente Petrosian ya lo sabía por haber flaqueado hacia el final hace unos tres años durante el torneo de candidatos.

Petrosian se le considera como uno de los jugadores de más éxitos durante las olimpiadas y pudo acreditar un mejor resultado que Fischer.

Durante su participación en 10 olimpiadas y con un total de 129 partidas, solamente sufrió una derrota – y esta en posición de tablas contra Dr. Robert Hübner, cuando sobrepasó el tiempo reglamentario.

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Tigran Petrosian

Tigran Petrosian ganó 6 medallas de oro, 1966 y 1968 en el primer tablero – mientras Fischer obtuvo el segundo premio (de tablero).

Obviamente, Petrosian como representante del equipo de la Unión Soviética supo movilizar unas fuerzas, mientras que no supo desarrollarlas durante los torneos individuales y tuvo que sacrificar su carácter pacífico.

Por desgracia, sus éxitos con ocasión de las olimpiadas solamente se mencionaron de forma deficiente, teniendo en cuenta que fueron sus logros más impresionantes durante todo su reinado como Campeón del Mundo.

Keene presenta otra estadística sorprendente: Comparando la época culminante de la carrera de Fischer entre 1970 y 1972, con la de Petrosian entre 1961 y 1963 perdió menos partidas, siendo sus mejores años.

Además, Petrosian ganó 4 veces el Campeonato de la Unión Soviética y supo ganar dos matches por el título mundial de forma seguida, proeza que no logró ni la mitad de los Campeones.

Muy ilustrativa es la observación de Keene, de que Petrosian, a raíz de las duras críticas que padeció en su propio país durante el año 1956, estuvo a punto de abandonar el ajedrez.

En el transcurso del Campeonato de los candidatos en Ámsterdam jugó de manera desafortunada y no supo convertir en victoria 5 posiciones ganadoras para él – entre otras la famosa partida contra Bronstein, cuando dejó comerse la dama en una jugada.

En el caso de haber agotado el potencial de sus posiciones, entonces podría haberse convertido en un aspirante al título mundial.

A pesar de ocupar una honrosa tercera plaza en la clasificación, la prensa soviética le puso de vuelta y media, dado que su coeficiente de tablas fue demasiado alto.

En consecuencia, Petrosian entró en una crisis, que casi le tentó nuevamente a no jugar más al ajedrez.

La conclusión:

En las exposiciones de Keene siempre se nota el entusiasmo, seguramente por haber asistido personalmente como testigo ocular durante algunos de los máximos triunfos de Petrosian. De esta forma “Petrosian vs the Elite” es una continua admiración por el genio armenio del ajedrez.

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Tigran Petrosian Memorial, Moscú

Nota: En la fotografía, un joven Garrri Kasparov es encargado de quitar el velo a su mausoleo.

 

Fuente literaria: Harry Schaack, editor cortesía revista KARL

Barcelona, en marzo 2008

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