"Uno llega a ser quien es no por lo que escribe, sino por lo que lee"
Entre las manifestaciones intelectuales del Hombre, donde se expresan con gran fuerza el arte y la pasión, están, sin lugar a dudas: La Literatura y el Ajedrez.
Ambas, de extrema complejidad (a no ser que Ud. sea la “reencarnación” de un Cervantes o un Shakespeare, o de un Capablanca o un “Bobby”), elevan a sus practicantes a un horizonte siguiente en la comprensión de la naturaleza y condición humana.
Aún hoy, y a pesar de era digital u otros adelantos tecnológicos, sentarse frente a una cuartilla en blanco, y emprender ese momento mágico de escribir y contar historias, sigue siendo algo realmente difícil…y aunque el Nobel de Literatura, Gunter Grass haya dicho que: “La Literatura vive de las crisis y su función es profanar cadáveres”, un buen libro sigue siendo un buen amigo.
Tenga la seguridad, que es exasperadamente complejo el poder alcanzar - tan siquiera rozar - la maestría en el Ajedrez, bien llamado – gracias a sus considerables virtudes – “La gimnasia de la mente”. Es tan complejo lograr su dominio y perfección, que es apreciado al mismo tiempo, como: Ciencia, Arte y Deporte. El vigor con el que Ud. lucha contra su rival durante una toda una larga partida – ¡Sí!...como lo dijo un famoso campeón mundial: “El ajedrez es lucha” – nos hace seres humanos más seguros y sabios.
La temática de este noble juego dentro de la Literatura viene desde la misma edad antigua, casi coincidente con su origen en: ¿La India o la antigua Persia? El destacado escritor español (especialista en este tópico), Josep Mercadé Riambau recogió más de 55 citas sobre el ajedrez (o juegos precedentes al mismo) en casi todos los clásicos. Hace alusión del mismo en ocho libros de Cicerón, otros tantos de Casiodoro, doce de Aristóteles; incluso entre ellos, el bíblico autor del Eclesiástico.
Josep Mercadé Riambau
Ya en el siglo XVI – y especialmente en castellano – sobresale, el más fecundo de todos: Lope de Vega (1562-1635). Fue la figura más grande – por su voluminosa y diversa obra - del llamado Siglo de Oro, y es considerado por dicho escritor como, “el dramaturgo europeo más importante para el juego de los escaques”. Vamos más allá, hasta Miguel de Cervantes y Saavedra - en su imperecedera obra - hace mención de este juego por boca de Sancho.
Existen disímiles metáforas entre el Ajedrez y la Guerra, cosa muy evidente: ambos tienen un espacio de lucha (el tablero y el campo de batalla) y sus ejércitos (las piezas y los soldados) están encabezados por grandes estrategas (Los Reyes y Generales); pero…como nos cita el escritor Mercadé Riambau, el uso de la metáfora entre la vida y las piezas de ajedrez, alcanza en Lope de Vega su expresión más alta:
Piezas somos de ajedrez
y el loco mundo es la tabla;
pero en la talega juntos
peones y reyes andan.
(El genovés liberal)
¡Bien parece que esta vida
es un juego de ajedrez!
¡Oh, como es mudable y vana,
y échase en esto de ver
que una pieza blanca ayer
puede ser negra mañana!
(Los locos de Valencia)
¡Oh gran tabla de ajedrez,
que con tantas sutilezas
te acercas a las cabezas!
¡Oh vano estudio, que advierte
que en la bolsa de la muerte
baraja el tiempo las piezas!
(La primera información)
¡Pluguiera a Dios que un labrador naciera!
No hay en ese ajedrez tratas sutiles,
pues se acaba el juego de manera,
que lo reyes, las damas, los arfiles
junta la muerte sin quedarse fuera
las piezas altas ni las piezas viles.
(El gran duque de Moscovia y emperador perseguido)
Dicen que es una talega
donde junta los trebejos
para jugar la fortuna,
tanto blancos como negros,
vamos, por Dios, a la corte.
(La Corte) (El mejor alcalde, el rey)
Dos veces los dos guerreros
han probado sus aceros,
pero Satanás ya ha rompido
dos lanzas, y no ha podido
llegar hombre y Dios a veros,
Al monte van esta vez,
no quieren tener juez,
ved donde en batalla franca
la pieza negra y la blanca
entablan el ajedrez.
(Coloquio del Bautismo de Cristo)
Dentro de la literatura más contemporánea, se han escritos innumerables obras, cuya trama y/o temática principal es el Ajedrez; incluso, algunas de ellas han sido adaptadas al Cine. Es remarcable, por ejemplo, la novela “La Defensa”, del premio Nobel de Literatura Vladimir Nabokov, basada en la abrumada vida del maestro de ajedrez alemán Curt von Bardeleben [Berlín, 4 Marzo 1861 – Berlín, 31 Enero 1924], que se suicida precipitándose por una ventana. Es en esta famosa obra, que se basó la adaptación cinematográfica de: “La Defensa Luzhin”.
Hasta "nuestro" Gabo, en su célebre novela "El amor en los tiempos del cólera", nos narra que uno de sus principales personajes, Juvenal Urbino de la Calle, es un médico y apasionado jugador de ajedrez.
También sobre este tópico, son bien conocidas las novelas del español Arturo Pérez-Reverte, quizás el más prolijo y exitoso escritor sobre esta temática. Su obra: “La tabla de Flandes”, teniendo a una prolongada partida de ajedrez como telón de fondo, y dispuesta en torno a una intriga policiaca que expone un supuesto crimen histórico, es todo un clásico.
Otras obras más recientes, que tienen como personajes al ajedrez o a un ajedrecista en su argumento, son: “El Gambito Turco.” de Boris Akunin; “El emperador de Ocean Park” de Stephen L. Carter; “Lo que sé de ti” de Fernando García… y una gran novela, “Dios se ha ido” del escritor Javier García Sánchez (tomó el título de Nietzsche), en la que nos narra: “como un simple hombre (un huraño bibliotecario) es abandonado por su esposa, y pierde mediante el ajedrez el sentido de las cosas que le son más caras y que le unen a la realidad”.
Sin llegar a este triste escenario, sí debemos aceptar y estar de acuerdo que, ambas profesiones – tanto el escritor como el del ajedrecista – son muy solitarias: sus ejecutantes están forzosamente comprometidos (con sus lectores y fanáticos) y solos (sea frente a una cuartilla o un tablero), con todos sus sentidos y la memoria en máxima alerta… aguardando por la inspiración creadora. Otras veces, “juegan a ser Dios”, ya que disponen del destino de otros – al decidir “sacrificar” algún personaje literario o una pieza de ajedrez - , y afrontando toda la voluntad de lo que son capaces, en su afán de crear una bella obra literaria o una perfecta partida de ajedrez.
De por seguro, que es muy real la clásica idea que tenemos sobre un escritor, frente a su máquina, aislado de la muchedumbre, confiando solamente en sí mismo, en espera de… “su musa”, y enfrentando hasta sus propios demonios al escribir; al igual que el jugador de ajedrez, que debe enfrentarse a la recia personalidad e inteligencia de su rival. Y como ¿recompensa? de ambos (a veces)…la publicación y/o el premio de sus obras. ¿La Fama?... sólo nos debe servir para ponerla a los “pies de los que amamos”, como he leído en alguna ocasión “por ahí”...
Sería bueno que consideremos, que al final de todo…en la vida nos debe confortar siempre, la sutil frase de Orson Welles, cuando expresó: “Nacemos solos, vivimos solos, y morimos solos. Sólo a través del Amor y la Amistad podemos crearnos la ilusión, por un momento, de que no estamos solos”.
Doctor José Raúl Andraca
E-mail: jrperera@infomed.sld.cu
Diciembre 2016
Fuentes: Josep Mercadé Riambau. Revista Peón de Rey