TRADEWISE GIBRALTAR CHESS FESTIVAL 2016

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Gibraltar, 25 enero - 4 febrero 2016

Informa. TablaDeFlandes. Fotos © John Saunders | © Sophie Triay

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PERFILES GIBRALTAR 2016 - LEONTXO GARCÍA

Leontxo García

PERFIL DE SUNIL WEERAMANTRY

Weeramantry, el faro de Nakamura

SUNIL WEERAMANTRY
© Sophie Triay

El padrastro del gran maestro estadounidense es además un gran experto en ajedrez educativo

La élite y la base; el ajedrez como deporte o herramienta educativa. Todo ello se funde en Sunil Weeramantry, de 64 años, uno por cada casilla del tablero. Este ceilandés residente en Nueva York desde 1973 es el padrastro de Hikaru Nakamura, a quien inició cuando tenía 5 años, como ha hecho después con miles de niños. Pero al mismo tiempo está convencido de que el futuro del ajedrez dependerá sobre todo de su gran valor pedagógico. Y de eso también sabe mucho.

“Desgraciadamente, el mundo del ajedrez no enfoca este asunto adecuadamente. Cuando sostengo que el futuro depende del éxito del ajedrez educativo, la mayor resistencia viene de ajedrecistas, por extraño que pueda resultar. Muchos de ellos son puristas, concentrados sólo en algunos aspectos del ajedrez como actividad de competición. Y no comprenden que nuestro principal capital es los que podemos aportar a la educación de los niños, que es mucho”. Cuando Weeramantry dice eso transmite una gran convicción, basada en 40 años de experiencia y numerosos premios, y algunas gotas de frustración.

Pero tiene motivos para el optimismo porque sus métodos educativos, desarrollados a través de la National Scholastic Chess Foundation (NSCF), de la que es fundador y director ejecutivo), se aplican en horario lectivo en colegios de Nueva York, Florida y California, “con un alto grado de satisfacción de alumnos, padres y educadores”. Entre esos centros destaca uno de gran prestigio en Manhattan, el Speyer Legacy School, donde el ajedrez se imparte como materia curricular a los niños desde los dos a los ocho años. Weeramantry vuela con frecuencia a los otros dos estados, pero ahora está formando un equipo para delegar trabajo y concentrarse en la dirección. “Los responsables de esos colegios no están interesados en producir grandes maestros. Pero si les convences de que el ajedrez puede ayudarles a producir grandes científicos, te abren las puertas. Ahora bien, el ajedrez que se debe enseñar desde ese enfoque no es la Defensa Siciliana, sino las aplicaciones del ajedrez, por ejemplo, a las matemáticas”.

Su biografía es una mezcla de culturas, que sin duda afina su visión de la vida, del ajedrez y del tipo de consejos que ha dado a su hijastro desde niño. En 1962, a los 11 años, emigró de Sri Lanka a Ginebra (Suiza), donde sus padres llegaron a prohibirle el ajedrez porque temían que le desconcentrase de sus estudios. Pero logró volver al tablero, se convirtió en un jugador fuerte, como demuestra su impresionante victoria sobre el GM Hecht en 1970, y siguió jugando desde año hasta 1973 en Southampton (Inglaterra), donde cursó Derecho, antes de emigrar a EEUU. Hasta ahora ha rechazado la nacionalidad estadounidense porque anhelaba jugar una Olimpiada con Sri Lanka pero, por diversas razones, eso no fue posible, y pronto cambiará de pasaporte.

SUNIL WEERAMANTRY
© Sophie Triay

Entre las mayores satisfacciones de su vida está comprobar que sus alumnos transfieren a la vida normal los valores que les inculca el ajedrez. “Por desgracia, el sistema estadounidense de enseñanza tiende a ser muy cuadriculado, en detrimento de la creatividad. Cuando enseño a los niños la diferencia entre el valor teórico y dinámico de una pieza lo entienden enseguida, y eso les permite comprender también que 3+3 no siempre son 6”. Weeramantry también es contrario a los métodos que dan prioridad a la repetición innecesaria de muchos ejercicios: “Es mucho más creativo mostrar una posición y preguntar por el valor individual y colectivo de todas las piezas, porque ello conlleva la conexión entre los dos hemisferios cerebrales”.

Ve con claridad que hay otros campos de aplicación del ajedrez poco explorados. Por ejemplo, en la toma de decisiones: “Los ajedrecistas están acostumbrados a pensar mucho más allá de lo convencional, fuera de los terrenos lógicos y de la zona de confort. Por eso hay cazadores de talentos de empresas importantes que a veces se fijan en grandes maestros. Y por eso el ajedrez funciona tan bien con los niños superdotados, porque los incita a cuestionar su propio pensamiento, en un reto infinito”.

También se ha guiado por esos criterios a la hora de aconsejar a Nakamura: “Un momento muy importante en la carrera de Hikaru ocurrió cuando jugó el abierto de Linares, a los 13 o 14 años. Viajó acompañado del GM Mark Paragua, con quien tuvo que enfrentarse a mitad de torneo. Paragua le ofreció tablas, Hikaru las rechazó y luego perdió; pero al día siguiente jugó muy bien, y ganó. Ese día comprendí que Hikaru tenía resiliencia [capacidad para adaptarse a situaciones adversas], una virtud fundamental para el ajedrez de alta competición, y por tanto accedí a que fuera un jugador profesional”.

Unos años después, Nakamura se convirtió en el mejor jugador del mundo de partidas a un minuto por Internet. ¿Fue eso perjudicial para su rendimiento en el ajedrez clásico? Weeramantry voltea la pregunta: “El problema es que si le impido jugar a un minuto él hubiera dejado el ajedrez. A veces olvidamos que las personas, sobre todo si son muy jóvenes, necesitan divertirse”. Esto le recuerda lo ocurrido con un gran maestro, cuyo nombre prefiere no citar, a quien contrató como entrenador de Hikaru, pero la relación apenas duró tres sesiones: “Los deberes que le mandó incluían estudiar 100 partidas de Morphy, otras 100 de Steinitz y no jugar rápidas en Internet”.

Es bien sabido que la contratación de Gari Kaspárov como entrenador de Nakamura también duró muy poco: “Nunca he tenido duda alguna sobre la sabiduría, la profesionalidad y la capacidad de trabajo de Gari. Pero había incompatibilidad de caracteres y de enfoques. A él le costaba mucho entender que Hikaru debe jugar con su propio estilo, no con el de Kaspárov”.

A sólo un mes del Torneo de Candidatos de Moscú, Nakamura ha jugado en Gibraltar sin utilizar el arsenal de aperturas que ha preparado para esa cita crucial. Pero Weeramantry apunta hacia otros secretos, además de las aperturas: “Hikaru lleva meses aplicando un sistema de entrenamiento que no puedo desvelar, diseñado expresamente para alcanzar el máximo rendimiento en el Candidatos. Además, su relación estable con su novia, la italiana María de Rosa, le ha dado un gran equilibrio emocional. Yo lo veo mejor que nunca”.

Leontxo García

PERFIL DE JUGA DI PRIMA

Juga di Prima: arte, pasión y misterio

Juga di Prima
Juga di Prima
© Sophie Triay

Ajedrez, música, danza e imagen se fusionan en la obra de esta chilena vital y polifacética

Las partidas inmortales emocionan tanto como La Novena o Las Meninas. Ver y escuchar a Juga di Prima (nombre artístico) ayuda a entender lo que sintieron Beethoven y Velázquez al crear esas maravillas. Esta misteriosa cantautora chilena de 31 años, residente en Buenos Aires, amante de Gibraltar, ciudadana del mundo, ha fusionado el ajedrez, la música y otras artes bajo su hilo conductor: la pasión por la vida.

    “El ajedrez canaliza la energía bélica de los humanos de manera muy pacífica, bella y armoniosa, a través de la inteligencia. Por muy violenta que sea una partida, y con independencia de su resultado, al final los dos guerreros se dan la mano y todo queda en paz. Incluso es probable que la analicen juntos. Creo que es la manera más evolucionada y liberadora de sublimar la violencia”, explica por la mañana Juga di Prima mientras mira hacia las aguas de El Estrecho a través de los ventanales del hotel La Caleta, minutos antes de disputar una partida en los torneos para aficionados. Y remacha: “Ojalá algún día los ejércitos sean las selecciones olímpicas de ajedrez. Ese día, las combinaciones bellas producirán reacciones parecidas a lo que ocurre hoy cuando los grandes equipos de fútbol meten un gol”.

    Juga di Prima canta, compone, escribe guiones, toca el ukelele y el piano, baila, produce vídeos de coreografía muy cuidada, da conciertos en varios países, se inspira en el blues, el rock clásico, la opera y la chanson francesa… (en este portal de Internet puede apreciarse su obra). Obviamente, para ella el ajedrez es también arte, entendido como “manifestación del espíritu con sentido estético”. Pero incluso lo supera en algunos aspectos: “El ajedrez es un lenguaje universal, que por sí mismo permite una comunión con otra persona de inmediato, haciendo la primera jugada en un tablero, sin necesidad de un idioma común ni preámbulo alguno. Es verdad que la música y otras artes tienen también algo de eso, pero con importantes matices; por ejemplo, los estilos o gustos musicales de cada persona, que pueden dificultar esa comunicación”.

    En ese punto de la conversación, los expresivos ojos de Juga di Prima son un volcán en erupción: “El ajedrez es poesía. Cada jugada se proyecta hacia el pasado (tu memoria), el presente y el futuro a la vez. El reloj de competición aporta una dimensión trascendental, a la manera de Lewis Carroll en Alicia a través del espejo. Las blancas y las negras, como las teclas del piano, las líneas geométricas, el humilde peón que se trasforma en dama, los sacrificios de piezas como símbolo del espíritu y la materia… Todos esos son elementos poéticos”.

Volveré por tí, Chess
Volveré por tí, Chess

    A los 4 años cantaba ante un espejo, utilizando el mando a distancia a modo de micrófono. A los 6 le dijo a su padre que su vocación era la música. Y lo hizo con tal convicción que él lo vio muy claro, y sólo le puso una condición: “Intenta ser buena”. A los 12, en un viaje con él, pasaron por la Isla de Pascua (Rapa Nui, territorio chileno en Polinesia, a 3.500 kilómetros de la metrópoli), y dos ideas muy fuertes quedaron fijadas en la mente de Prima di Juga: “Viajar es la mejor escuela de vida. Y yo tenía que volver a Rapa Nui con más tiempo”. Lo hace cada año, y ha logrado que el ajedrez sea popular en ese paraíso de 5.000 habitantes cuyo idioma nativo es el rapanui o pascuense. A veces disfruta allá de largas temporadas; en una de ellas produjo un disco (El orden de las cosas).
Pero no todo es de color de rosa cuando alguien intenta mezclar el ajedrez con el arte, porque una gran parte de los ajedrecistas no aprecian esa fusión, ni les interesa lo más mínimo. Sin embargo, hay excepciones muy importantes, como la de Judit Polgar: “Me alegra tremendamente ser parte del directorio de la Fundación Judit Polgar, que tiene como objetivo integrar el ajedrez en la educación y otras áreas de la sociedad. Soy la única mujer y el único artista, así que eso me hace sentir un gran orgullo”.

    El 1 de febrero, mientras celebraba su cumpleaños, Juga di Prima mostró a sus amigos su nuevo vídeo, Henûa (tierra, en rapanui), que se estrenará en su canal de YouTube en pocos días (donde ahora se puede ver el vídeo Volveré por ti y varios más), grabado en el desierto de Utah (Colorado, EEUU) con un estilo que ella califica de “osado” en alusión a los cuerpos desnudos y pintados con motivos de ajedrez. Al disfrutarlo, uno recuerda aquellas palabras de André Breton: “El ajedrez es una lucha cuerpo a cuerpo entre dos laberintos”.

Ella lo describe así: “Es un canto de amor y pertenencia a un lugar. Hablo a la isla de Pascua pero también a cualquier persona que busca su futuro en otro país pero añora el suyo. Hablo de la paciencia, que en el ajedrez es tan importante. Y hay un abrazo amoroso a la muerte como parte de la vida. El ajedrez es un nacer y morir constante, porque hay muerte todo el tiempo. Se mueren las piezas, la estrategia, las ideas, la partida… es un constante nacer y morir. En el video hay también una alusión al libro Arte del sacrificio de Spielmann, y a Fundamentos del ajedrez de Capablanca, a Marcel Duchamp y a Borís Spassky”.

    Como todo, esta conversación también debe morir, pero antes Juga di Prima subraya dos ideas más. Una es de Shakespeare: “El ajedrez es un juego honrado”. Y la cantautora apostilla: “En cualquier otro juego hay suerte de por medio. En el ajedrez no hay cartas bajo la manga, no hay dados ni azar. Es la abstracción de la verdad. Tú y yo estamos frente a lo mismo. A la espera de qué eres capaz de ver tú y qué soy capaz de ver yo. Ese enfoque del ajedrez me parece fascinante”.

Y para compensar el lirismo de esta entrevista, Juga di Prima decide terminarla con una idea mucho más pragmática, al hilo de la etiqueta #jugajedrez, que promueve en Twitter: “Con ella quiero incitar a la bravura. El ajedrez y el arte (por ejemplo, salir a un escenario en un teatro lleno de gente) requieren muchos cojones”.

Leontxo García

PERFIL DE ANNA CRAMLING

Ajedrez en los genes

Vishy Anand
Anna Cramling
© Sophie Triay

Hija de dos grandes maestros, esta sueca de 13 años se siente madura gracias al deporte mental

    Anna Cramling-Bellón es muy consciente de que su madurez es mayor que su edad (cumplirá 14 años en abril), y lo atribuye al ajedrez, que en su caso es genético. Hija de los grandes maestros Pía Cramling y Juan Manuel Bellón, vino al torneo de Gibraltar por primera vez a los 9 meses; desde entonces no ha faltado a ninguna edición, y ha jugado todas desde los 6 años.

    “Me siento bien con los chicos y chicas de mi edad, aunque ellos me vean a veces mayor que ellos, y también estoy acostumbrada a la compañía de los adultos. Tengo la impresión de que he madurado más rápido de lo normal, y creo que el ajedrez tiene mucho que ver con eso, y también con la facilidad que tengo para las matemáticas”, explica Anna en perfecto español. También habla fluidamente el sueco y el inglés, aprende francés e hizo sus pinitos con el chino mandarín cuando vivía en Torremolinos (Málaga): “Aprendí a contar hasta 99, pero en Estocolmo no me lo ofrecen en el colegio, así que me he cambiado al francés”. Toca la guitarra y el piano, y también canta.

    Se ha adaptado bien a la sociedad sueca, pero echa de menos Andalucía: “Aparte del clima y la comida, es que la gente es muy distinta. Allí son más reflexivos y reservados, nada que ver con la espontaneidad andaluza. Por otro lado, el enfoque pedagógico en Suecia es más completo; tenemos clases de cocina, textiles y carpintería, por ejemplo”.

    El consejo más importante que recuerda de su madre tiene mucho que ver con ese contraste cultural: “Me ha insistido mucho en que piense antes de hablar y de tomar decisiones. Y también en que aplique esa idea al ajedrez sentándome encima de mis manos, para que no me deje llevar por el primer impulso y haga la primera jugada que se me ocurra”. En lo relativo al ajedrez, sus padres siempre han actuado como policía bueno (Pía) y malo (Juan Manuel). Su padre, que se enorgullece de no haber ofrecido tablas jamás en los últimos 40 años, es ahora su entrenador: “Me inculca mucha disciplina, y es exigente. Me recalca que busque tres jugadas candidatas y, siempre que tenga tiempo, mire si hay una mejor antes de mover”.

CHESS FAMILY Pia, Anna y Juan
CHESS FAMILY Pia, Anna y Juan
© Sophie Triay

    ¿Y cómo es el ambiente en la familia si tanto el padre como la madre han perdido ese día sus partidas en un torneo? “Ah, entonces es justo al revés. Mi padre asume bastante bien las derrotas, pero a mi madre todavía le duelen mucho. Intento consolarla, pero no es fácil porque para ella el ajedrez es su trabajo, y gracias a ese amor propio sigue estando en la élite mundial a los 52 años, a pesar de que en Suecia aún no han reconocido el ajedrez como deporte y no entienden bien todo esto. Para los suecos, el ajedrez es un juego de mesa”.

    Más allá de sus éxitos deportivos –por ejemplo, en 2015 fue campeona de Suecia sub 13 y la mejor mujer en los torneos de aficionados de Gibraltar-, Anna ve grandes virtudes pedagógicas en el ajedrez: “Te ayuda a prever el futuro y a controlar la situación, entre otras muchas cualidades”. Y el ambiente de los torneos le encanta: “Es multicultural, conoces a mucha gente interesante a la que vuelves a ver en otro sitio. Y además creo que es una buena medicina contra el racismo. El ajedrez iguala a todo el mundo. He visto varias veces cómo las personas más tímidas son mejores en muchas cosas que los líderes de un grupo. Y eso en el ajedrez se ve con mucha claridad”.

    Pero no se ve como una jugadora profesional: “Me parece muy dura la posibilidad de tener que ganar tu partida de hoy para poder comer mañana. Pero sí me gustaría ser maestra internacional o gran maestra si lo puedo hacer antes de los 18 años”. De niña le atraían el diseño y la arquitectura, pero ya ha cambiado de preferencias: “Me interesa mucho la astronomía. Y me he enterado de que a Anand también. Así que ya tengo una buena excusa para hablar con él”, añade con una pícara sonrisa.

    A los 13 años, Anna ya es una veterana de abierto Tradewise, dado que sus padres son los únicos participantes que han jugado las 14 ediciones, y siempre la han traído con ellos: “Gibraltar será siempre un lugar importante en mi vida. Aunque dentro de unos años deje de venir al torneo, siempre lo recordaré con mucho agrado”.

Leontxo García

PERFIL DE VISWANATHAN ANAND

Humilde y genial pentacampeón

Vishy Anand
Vishy Anand
© John Saunders | Masters R2

    “46 es sólo el número siguiente al 45”, señala Viswanathan Anand, de 46 años, pentacampeón del mundo. Según las estadísticas, son demasiados para ser el 7º del escalafón. La clave está en que el Rápido de Madrás es uno de los mayores genios que ha dado el ajedrez en más de 15 siglos. En marzo volverá a jugar el Torneo de Candidatos, que ganó en 2014 tras perder el título ante Magnus Carlsen, quien volvió a vencerle ese año. Juega por primera vez en Gibraltar, donde se ha estrenado con un sorprendente empate ante la húngara Zsidonia Vajda.

    Anand trabajó muy duro en los aspectos técnicos, entre seis y nueve horas diarias, hasta que fue padre, en 2011. Akhil y su esposa, Aruna, pasaron a ser la prioridad de su vida: “Recuerdo cuando volví del hospital tras el parto. Comprendí que en casa acababa de entrar un invitado que no pensaba marcharse. Cambió mi vida. Los primeros dos años son muy exigentes, tienes que estar siempre atento a lo que tu familia necesite, y el niño puede meterse en problemas en cuanto te descuidas un segundo, porque no tiene sensación alguna de peligro, y además siempre quiere explorar algo nuevo. Por tanto, cuando estoy en casa ahora no tengo tiempo ni para mi entrenamiento ni para nada más. Pero sé que estos momentos no volverán, y los disfruto mucho”.

    La situación es muy distinta cuando se concentra para disputar un duelo por el Campeonato del Mundo, y se concentra en algún lugar apropiado: “Entonces trabajo ocho o nueve horas diarias, con pausas para almorzar y cenar, además de la preparación física”. Probablemente, Anand carece del ‘instinto asesino’ que distinguía a Fischer, Kárpov y Kaspárov, pero cuida tanto o más que ellos el fondo físico: “Sí, hace mucho tiempo me di cuenta de que era imprescindible. Estoy convencido de que mis dos horas diarias de gimnasio durante años han sido esenciales para soportar el desgaste de los torneos”, explica en perfecto español. Akhil también ha cambiado la residencia habitual del pentacampeón del mundo, aunque todavía conserva su casa en Collado Mediano (Madrid): “Antes, del tiempo que no viajaba para jugar torneos, vivíamos el 70% en España y el 30% en India. Ahora apenas paso un par de semanas al año en Collado-Mediano”.

    Su asombrosa rapidez de reflejos, que le permite ver jugadas geniales en décimas de segundo, agobió a sus rivales desde su primera aparición en el torneo de Linares (Jaén), en 1991, donde apenas consumía media hora en toda la partida: “Es que, si pienso, juego mal”, era su peculiar explicación. Anand conserva hoy la humildad de entonces, muy apreciada en India, donde en 2000 fue nombrado deportista del milenio por votación popular y paseado en una carroza de caballos con el tráfico de Chennai (nombre actual de Madrás) cortado mientras una multitud le agasajaba con pasión. Sólo en ese estado, Tamil Nadu, once millones de niños juegan al ajedrez.  Anand contribuye a ello con su World Champion’s Academy, a la que ahora dedica más tiempo porque viaja menos que antes.

    La humildad y la sencillez han sido siempre señas distintivas de su temperamento. Una vez le hicieron una prueba médica para demostrar que su hemisferio cerebral derecho, el que rige la intuición, es el de un superdotado, y su reacción fue: “Mi potencia mental me importa un bledo”.

Leontxo García

Press Office, 2016 Tradewise Gibraltar Chess Festival
Leontxo García

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